22/12/08

La banquina de la efedrina

Tengo miedo.


Es que a metros de mi trabajo hay un kiosko (o quiosko) cuyo stock está comprendido por: 1 lata de Cherry Coke, 1 lata de Tab, 3 chicles Jirafa.

5/12/08

El pastrami ha dado unos índices elevadísimos sobre la carga froggeana. Por qué el vals no se baila como antes?

Qué diría Gardel sobre los floggers?


Juan Carlos Espertutti comía su chicle favorito en la parada del 161 en Liniers. De fondo se escuchaba el recital de Luis Miguel (sí, esta historia es de hace poco). En eso viene una foca con un sticker que indica que es el nuevo móvil de la línea. Juan Carlos se sube al mismo y emprende viaje. Le comparte medio sanguche de esperanza y charlan sobre la lealtad peronista, sobre los viejos tiempos y como pasan las temporadas de Tinelli. Son dos tipos que se entienden mucho. Por eso la foca se desvía y en vez de ir a parar a Plaza Italia lo lleva a "Los jardines de Babilonia". Estuvieron meta y ponga como 3 o 4 horas. Después de eso, se dieron cuenta que estaban sin puchos. Y ambos, fumadores empedernidos, no podían darse el lujo de haber terminado un "ato sesual" y no tener Bicarbonato de Sodio en sus pulmones.
Así que JC (ya es nuestro amigo) se subió de nuevo en la foca. Pagó el turno y emprendieron viaje a la estación de servicio más cercana. Compraron 3 cartones de Charlboro Sai. Y los fumaron al lado de la autopista, contentos de que habían encontrado al amor de sus vidas.

Al otro día JC se encontró con una nota que decía:


Gato, te cabió el dedo en la cola, me fuí para siempre.
Ah, no soy una foca Antrofílica. Pero lo de ayer se lo atribuyo al líquido de frenos
que me tomé en la terminal.

Chau Gil
La foca